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miércoles, 11 de agosto de 2010

LA VERDADERA ELITE DE HARVARD

Por María Salinas

Cambridge, Mass. -- Durante la elección presidencial escuchamos a menudo la palabra “élite” utilizada como crítica de políticos y miembros de los medios de comunicación. El principal objetivo de la acusación de formar parte de la “élite” de Washington y de la “élite liberal de Harvard” fue el candidato Demócrata -- ahora presidente electo -- Barack Obama. Siempre me pregunté por qué sus críticos utilizarían esta palabra en particular con una connotación tan negativa, después de todo pertenecer a la élite quiere decir estar entre los mejores. Para ser exactos, la definición de élite es “un grupo o clase de personas que disfrutan de un estatus superior, intelectual, social o económico.”

La semana pasada me reuní con algunas de esa élite de Harvard. Y aunque no necesariamente disfrutan de un estatus superior, social ni económico, son en realidad inteligentes. Maricruz, Jessica y Nancy son privilegiadas. No provienen de familias adineradas y bien conectadas. Pero ellas tienen algo especial que hace que la universidad haga hasta lo imposible para atraerlas hacia esta prestigiosa institución de enseñanza.

Las tres estudiantes nos hicieron el favor a mis hijas y a mí de darnos un recorrido por Harvard Yard, la facultad de derecho a la que asistió Obama, el “Memorial Hall” y la famosa biblioteca Widener, la segunda más grande en el mundo, durante mi visita allí para hablar en la Segunda Conferencia Anual de Poderío de Latinas. Mis hijas estaban impresionadas con el campus y a mi conmovieron las historias personales de éstas jóvenes.

Maricruz es de Los Ángeles. Aun no está segura de cual será su carrera aunque le interesa lo relacionado con el gobierno. Está consciente de cuán afortunada es al haber vencido los obstáculos para llegar a Harvard. Su hermana mayor, sin embargo, no tendrá tal suerte. “Estoy muy orgullosa de los logros de mi hermana,” me dijo. “Ella estudia en un colegio comunitario pero me molesta que tan sólo por un papel nunca podrá asistir a una universidad como yo.” Su hermana tenía apenas dos meses cuando sus padres llegaron a Estados Unidos provenientes de México. Ellos cruzaron la frontera ilegalmente con su primera hija, quien hoy, a los 20 años de edad y habiendo vivido aquí virtualmente toda su vida, es todavía indocumentada.

Jessica nació y creció en Arizona. Su padre es un trabajador de la construcción quien labora tiempo extra para mantener a su familia. “La ayuda financiera en Harvard no se obtiene por mérito sino que se basa en la necesidad,” me dijo. Y ella estaba realmente necesitada. Pero porque su padre ganaba un poco por encima del límite necesario para que ella calificara para una beca completa, ellos tendrán que pagar parte de costosa enseñanza. Como las otras chicas, Jessica estuvo entre las mejores y más brillantes en su clase y por suerte para ella Harvard busca a estudiantes con pasión. Durante su entrevista para el ingreso, que se convirtió en una conversación de tres horas con la reclutadora, mostró su entusiasmo y el potencial para hacer grandes cosas. Jessica es la primera de toda su familia, no solamente en ir a la universidad, sino en graduarse de la escuela secundaria.

Nancy pensó que su oportunidad de ir a Harvard se desvanecía cuando su padre se negó a conducir 37 millas hasta Palm Spring, California, para su entrevista. Ellos viven en el pequeño pueblo de Perris en el Inland Empire. “El no comprendió la importancia de esa entrevista y de lo que significaba para mí,” dijo ella. Sus padres tan sólo habían completado el sexto grado. Nancy se sintió sorprendida cuando una semana después la llamó el reclutador para informarle que iría hasta el pueblo de Perris para entrevistarla. Harvard evidentemente sabe reconocer talento. Nancy se graduó como la mejor de su clase y con el promedio de calificaciones más alto en la historia de su escuela secundaria. Con su padre desempleado y su madre atendiendo a dos trabajos, Harvard tendría que venir hasta ella. “Ellos quieren asegurarse de que el dinero no sea un obstáculo para conseguir la educación que alguien merece,” dijo ella. Ahora estudia Ingeniería Biomédica.

Después de nuestro recorrido por Harvard nos fuimos todos hasta el hotel donde sería la conferencia. Fuimos recibidas por Eliana, una estudiante de sociología en Harvard y presidenta de Latinas Unidas, el grupo que organizó el evento, y también por Becky, la jefa del comité de oradores. El salón estaba repleto de jóvenes latinas quienes a pesar de haber cumplido con su responsabilidad académica, están ávidas de información y de motivación para poder hacer una diferencia. Ellas están entre las mejores y más brillantes que la comunidad hispana pueda ofrecer. Ellas son una inspiración. Ellas son las líderes del mañana. La verdadera élite de Harvard.

Fuente: Univision